El PSA ante el Cáncer de Próstata: solución o problema.

By |2020-04-11T12:13:49+02:00marzo 1st, 2020|Publica|
Profesor Jordi Estapé

Marzo 2020,

El PSA (prostate specific antigen) está en crisis. Descubierto en 1970 por el doctor Richard J. Ablin ha permitido el diagnóstico precoz de muchos cánceres de próstata, pero, en contrapartida, ha propiciado un exceso de tratamientos. El problema es que estos tratamientos iniciales producen con frecuencia, efectos secundarios en forma de infecciones, hemorragias y a veces impotencia sexual. Por otra parte, el cáncer de próstata (CP) tiene muchas veces una evolución tan lenta, que, en estos casos, no conlleva riesgo para la vida de las personas. Es un terrible dilema: nos han educado a todos que, en oncología, la base del éxito estriba en el diagnóstico y tratamiento precoces. Así se ha visto, por ejemplo, de un modo fehaciente en cáncer de mama y en cáncer del cuello de útero. Pero, en ambos casos, tenemos tratamientos efectivos que no alteran tanto la calidad de vida. Por otra parte, se trata de tumores no indolentes, sino de rápida evolución caso de dejarlos a su suerte. No como el CP, muchas veces, repetimos, de lenta evolución, no agresivo.

Por ello hay que ser muy cauto a la hora de utilizar e interpretar los resultados basados en el PSA. Actualmente está en discusión su utilidad como arma de cribaje o screening, es decir, su utilización en hombres sin CP, como se hace con la mamografía en mujeres. Está en discusión su rentabilidad (en términos de salud) y su efectividad. Pero entonces, si no hay campañas de screening, ¿a quien indicamos que se haga un PSA? Es decir, ante un hombre sano en concreto: ¿se le recomienda o no que se haga un PSA periódico?

Nuestro punto de vista es el siguiente:

  1. El indicado para tomar esa decisión es el médico de familia, que conoce mejor que el especialista todas las circunstancias que concurren en cada persona. Tiene una visión general, de aquí la denominación de médico general o generalista.
  2. El generalista debe explicar las ventajas e inconvenientes, en cada caso, de realizarse un PSA. Por ejemplo, si la persona en concreto tiene antecedentes familiares de CP, es un candidato clarísimo al PSA, ya que su riesgo de padecer CP es mayor que el de la población sin este antecedente.
  3. Si la persona no tiene antecedentes de CP, el médico general valora que es lo mejor para este hombre en concreto. ¿Está muy ansioso por si tiene CP? ¿Prefiere hacerse el PSA con sus consecuencias ya conocidas? Por el contrario, no está muy preocupado y no desea hacerse el análisis.
  4. En caso de que el médico crea objetivamente que lo mejor para dicho paciente es practicarse el PSA, y el enfermo lo acepta, se hace. Si el resultado es normal, en todo caso puede o no planificarse un análisis anual.
  5. Si el resultado está por encima de 4 ng/ml de PSA, lo mejor es repetir el análisis pasado dos o tres meses y ver si persiste o no el aumento.
  6. Si el aumento no persiste, puede programarse un PSA para dentro de un año.
  7. Si el aumento persiste o aumenta debe remitirse a la persona a un hospital donde trabajen, esto es lo más importante, con Comités de Tumores, donde concurran junto con el urólogo, el oncólogo médico, el oncólogo radioterapeuta, el patólogo y con posible participación del propio médico general.
  8. No debe dejarse la decisión terapéutica en CP a un solo especialista sino al conjunto de todos aquellos que poseen terapias efectivas y que participarán en el curso de la enfermedad, caso de confirmarse el diagnóstico. En efecto, hay que buscar las decisiones colegiadas, participativas. Huir de un solo médico que decide el diagnóstico y el tratamiento.

La Oncología es esencialmente multidisciplinar, no unidisciplinar. Entendemos que hay que huir de los médicos “oasis”, aquellos que creen saberlo todo de algo o de todo y que, por tanto, no precisan del concurso de otros especialistas. Luchamos por reivindicar la figura del médico general.

 

Puedes profundizar en el tema en www.fefoc.org